Celos entre Hermanos | Peleas y Comparaciones ¿Qué debo hacer?
Cuando el malestar invade a los más pequeños, lo canalizan como torpemente pueden y muy frecuentemente, el desahogo recae en la familia (hermanos, mamá, papá, abuelos…).
Tanto las “peleas naturales” como las “tóxicas, abusivas o desmedidas” dependen de diferentes factores.
Uno de los principales factores que puede estar detrás de este malestar, son los famosos y temidos celos entre hermanos.
Vamos a bucear en esta emoción para tratar de comprender mejor qué es lo que se esconde detrás de los celos entre hermanos y qué podemos hacer para aliviarlos y paliar ese sufrimiento que, inevitablemente, termina afectando todos los miembros de la familia.
Un hermanito para mi hijo. El mejor regalo.
Cuando tenemos un segundo hijo, podemos vivir sentimientos encontrados.
Por un lado, tenemos esa sensación de “hacerles mayores”, que dejarán de ser nuestro único foco de miradas y de mimos… Podemos incluso pasar un pequeño duelo.
Pero, por otro lado, lo vivimos como “un regalo” para ese hermano. Un compañero de juegos, de confidencias, de vida, al fin y al cabo.
Pero… ¿cómo lo viven ellos?
La llegada de un hermano da para mucho, y casi podría estar escribiendo otro artículo solo de esto, pero a grandes rasgos, y lo que nos atañe aquí, es que podamos asumir que un hermano no deja de ser, aunque no nos guste, una nueva fuente de malestar.
Desde que les comunicamos que se van a convertir en hermanos mayores, ponemos en marcha toda una maquinaria llena de expectativas, tratando de “venderles” todas las ventajas de tener un hermanito.
Pero la realidad que viven ellos puede ser muy distinta.
Cuando somos pequeños, lo que más nos importa es el vínculo y la conexión con nuestra mamá y nuestro papá. Todo lo que se interponga en esa relación, es un obstáculo para cubrir mi necesidad de atención plena.
Los celos de hermanos pueden llevar a los niños a vivir verdadera angustia, un sufrimiento real. Pueden llegar a sentir que realmente “odian” a su hermanito o hermanita, que no le quieren o que no quieren que exista.
¿Qué podemos hacer con los celos entre hermanos?
Los celos entre hermanos son naturales, y de la misma manera que el conflicto, puede ser fuente de muchos aprendizajes.
Sin embargo, el veneno está en la dosis, como dice mi admirado Alex Rovira.
Así que nuestra labor es propiciar un ambiente en el que los celos estén presentes lo menos intensamente posible.
Para ello, es de vital importancia que tengamos en cuenta lo siguiente:
- Comprender y validar esta emoción: a menudo tratamos:
- de negarlo – “pero cómo vas a tener celos si yo os quiero igual”.
- de restarle importancia – “qué tontería, pero si no tiene importancia”.
- de distraer – “bueno, no importa, ven, vamos a jugar”.
- de explicar – “compréndelo hijo, el hermanito aún es muy pequeño”.
Los niños necesitan comprenderse.
Sentir celos no es agradable, pero lo que realmente puede ocasionar un gran sufrimiento es sentir que estoy equivocado, que algo malo me pasa cuando esos sentimientos hacia mi hermanito aparecen…
“Cielo, es natural que sientas eso… te comprendo. ¿Qué necesitas? ¿Cómo crees que puedo ayudarte?”
Relativizar y calibrar:
La idea es que pueda confiar en ti y en los adultos de referencia para expresar y canalizar esos celos (“mamá, odio al hermano”), facilitando que esta verbalización, ese enfado, sea suficiente para aliviar el malestar. Para ello, es necesario que no nos llevemos las manos a la cabeza, que no nos tomemos lo que dicen como algo personal, ni pensemos que es algo que ocurrirá siempre… El drama que habita en nuestros niños, a menudo necesita de co-regulación. Que nos sientan tranquilos, empáticos y serenos será crucial para una mejor gestión emocional.
Marcar los límites:
“Podemos sentir lo que sentimos, pero no podemos expresar ese sentimiento de cualquier forma”. Este es un mantra que te invito a utilizar casi en toda su etapa infantil y adolescente.
Una vez validada su emoción, si esta está siendo expresada de manera agresiva, hay que marcar un límite claro que defina lo qué está permitido. Está permitido llorar, gritar, desahogarme con mamá o papá… pero no está permitido pegar, morder o gritar al hermano o hermana.
En este sentido es importante que tengas en cuenta que esto no supondrá que las peleas cesen inmediatamente. Es un proceso, una siembra.
Si somos incansables en el mensaje, irá calando y lograremos que finalmente lo integren como un valor que les podrá acompañar en todos los ámbitos de su vida: nos respetamos.
Lo que de ninguna manera dará frutos será que marquemos estos límites SIN validar primero su emoción.
¿Cómo podemos prevenir los celos entre hermanos y las rivalidades?
Parto de la idea de que los celos son naturales y que probablemente existan, hagamos lo que hagamos nosotros. Pero debemos aprender cómo manejar los celos entre hermanos.
Podemos anticiparnos y tratar sentar las bases de una relación sana entre los hermanos, donde existan celos razonables, que no les generen mucho estrés y sufrimiento, y que permitan que la convivencia sea agradable para todos los miembros de la familia.
Entonces… ¿qué podemos tener en cuenta antes de que comiencen a surgir estos famosos y temidos celos?
Etapa del embarazo:
Cuando conocemos la noticia de que vamos a tener un segundo bebé, tenemos muchas ganas de compartirlo con nuestro hijo o hijos.
Sin embargo, te invito a elegir este momento conscientemente y que tengas en cuenta:
- Tu expectativa de “un nuevo miembro” de la familia no tiene porqué coincidir con el deseo del hermano mayor. No es lo mismo comunicarlo con ilusión que tratando de que ellos se ilusionen.
- Lo que les contamos acerca de tener un hermano pequeño, no suele coincidir con lo que viven en la primera etapa. Es importante que sepan lo que se van a encontrar nada más tener a su hermanito: es aburrido y frágil…
- Es un momento excelente para reforzar vínculos con otros miembros de la familia: papá, tíos, abuelos… En los primeros meses, la mamá estará bastante ocupada. Si no trabajamos este punto, sentirá que el bebé le ha “robado” el puesto.
- Podemos comenzar a incluir a ese futuro hermanito en nuestras planes, pero cuidado con que el mayor esté presente en demasiadas conversaciones acerca del bebé, sobre todo en cuanto a:
- Todo lo que hay que preparar para su llegada.
- Todo el relato de cómo llevamos el embarazo.
Aunque estén “a lo suyo”, nos escuchan.
Si el nuevo hermanito ocupa demasiado tiempo, estaremos sembrando, sin saberlo, la semilla de los celos.
Por poneros un ejemplo personal…
El peor momento de celos de mi hija mayor fue durante mi embarazo. La gente con la que nos cruzábamos al salir a la calle nos paraba, con toda su buena intención para preguntar… ¿cuánto te queda? ¡qué barriga más grande! ¡Tienes pinta de estar a puntito! …
Antes del embarazo, la “atracción” era mi hija: ¡qué grande estás! ¿y esos ojos tan bonitos?
Si es necesario, hablad con familiares y amigos, y cuando un conocido os pare por la calle para comentar algo del bebé, podéis darle hueco al mayor… “Pues ya solo queda un mes, y mi chica nos ha ayudado a preparar un montón de cosas, ¿verdad cielo?”
Durante toda esta etapa pre-llegada, no escatimes en mostrar todo el amor que tienes a tu hijo o hija… es un período sensible en el que necesita saber que habrá amor suficiente para todos.
La llegada del hermano.
Este momento es muy personal. Y dependerá mucho de la edad del mayor.
- ¿Vendrá al hospital a conocer al bebé?, ¿o se conocerán en casa?
- ¿Estarán otros familiares presentes en ese momento? ¿o sólo nosotros?
Mi invitación, para prevenir un mal comienzo, es que penséis en todo momento cómo es vuestro hijo o hija:
- Cómo suele afrontar momentos importantes.
- Si suele tensarse cuando se siente observado.
- Cómo reacciona al separarse de mamá.
- Si expresa las emociones en el momento o suele guardarlas y canalizarlas de otra manera.
Tomar las decisiones teniendo en cuenta todo esto, podrá generar un buen clima en la llegada.
Los primeros meses.
Durante toda esta primera etapa, es importante:
- No forzar el contacto: si no quiere besar, tocar, estar con el bebé, lo respetamos. En el caso de hermanos más mayores, tampoco forcemos el rol de “cuidador”.
- No limitar el contacto (salvo límites de seguridad): el bebé es frágil, pero menos de lo que a veces nos pensamos. Si no le permitimos tocarle, abrazarle, incluso aunque haya cosas algo molestas, no podremos generar un vínculo sano.
- Marcar los límites desde la conexión, especialmente los que afecten al bebé: si hay algo que no puede hacer, una explicación calmada y una alternativa serán un buen punto de partida.
- Continuar con dinámicas que existieran antes: no dejes de hacer los planes que le gustaban, ni de tener los “momentos especiales” que tuvieras antes…
A lo largo de su infancia…
Para prevenir los celos en la mayor medida posible, nuestros hijos necesitan estar “saciados” emocionalmente.
Mientras haya necesidades no cubiertas de alguno de ellos, ese malestar repercutirá en las relaciones con todos, pero puede que la que más afectada se vea, sea la relación con su hermana o hermano, porque pueden sentir que son los “culpables” de ese malestar.
No es tan importante lo que hacemos o decimos, sino cómo les hace sentir a ellos eso que hacemos o decimos. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que ellos interpretan la realidad (como hacemos todos) y esa interpretación, a menudo es pobre y muy subjetiva.
Veamos qué aspectos son los más importantes.
“Siempre me regañas a mí”
A menudo nuestros hijos tienen la sensación de que les regañamos más a ellos que a su hermano o hermana. Cuando nos dicen esta frase, a menudo entramos al trapo tratando de justificar que no es así, soltando algo parecido a…
“De eso nada cariño, el otro día también regañé a tu hermano por lo mismo…”
Para prevenir esta situación, necesitamos intervenir en el conflicto solo cuando sea necesario y tratando de escuchar. Para que la actitud de escucha se nos active, podemos empezar preguntando:
- Mamá: “Veo que has tirado ese juguete a tu hermano… ¿Qué necesitas que entienda cielo?”
- Hija: “que no quiero que coja mis cosas sin permisooooo”
- Mamá: “Vale, te sientes mal cuando tocan tus cosas, lo entiendo, ¿puedes explicárselo de un modo que te entienda?”
- Hija: “que no me cojas mis cosas sin permisooooo (gritándole)”.
- Mamá: “Mucho mejor, seguro que sabes hacerlo igual de bien, pero en un tono más adecuado, ¿quieres intentarlo?
- Hija: “No (enfadado)”.
- Mamá: “Vale, la próxima seguro que lo lograrás, y así cumpliremos con la norma de tratarnos con respeto y cuidarnos”.
No hay un tono acusador, no hay un culpable y una víctima.
(En este caso, obviamente suponemos que el hermano no ha sufrido ningún daño).
También podemos incluir en esta conversación al hermano “agredido”, preguntándole si se siente mejor ahora que lo ha dicho sin arrojar el juguete, o poniéndole un ejemplo acerca de cómo se siente él cuando los demás tocan sus cosas sin permiso.
“Odio al hermano, ojalá se muriera”
Esta puede ser la versión más cruda, habrá otros comentarios menos fuertes pero que vienen a expresar lo mismo… “mi hermano o hermana me sobra en este momento”.
Y digo “en este momento” porque aunque ellos no lo digan, hemos de añadir en nuestra cabeza esta coletilla para poder interpretar correctamente lo que quieren decir.
Tras una frase como esta solemos tensarnos, y en lugar de responder atendiendo a lo que hay debajo, reaccionamos fijándonos solo en la literalidad de la expresión.
- “Pídele perdón a tu hermano ahora mismo”.
- “No se te vuelva a ocurrir decir algo así”.
- “Eso que has dicho es horrible, ¿cómo puedes querer que se muera tu hermano?”
Si queremos prevenir los celos, este tipo de expresiones no nos pueden asustar.
Cuando alguno de tus hijos exprese algo así:
- Validamos: ya veo que estás enfadado/dolido con tu hermano.
- Preguntamos: ¿quieres contarme qué ha pasado? / ¿quieres explicarme cómo te sientes?
- Limitamos: pero no en el mismo momento… podemos rescatar el “suceso” en otro momento del día para explicarles que podemos expresarnos de una manera menos hiriente.
Comparaciones entre hermanos.
Si hay un punto en el que poner especialmente el foco cuando queremos prevenir los celos entre hermanos (y un gran daño en su autoestima) es en las comparaciones.
Para comprender lo dañino que puede llegar a ser, no hay nada como tratar de ponernos en su lugar.
Imagina que tu pareja te comenta un día:
- “me gusta mucho estar contigo, pero la verdad es que me gusta mucho más conversar con tu hermana”
Imagina que tu mejor amiga te dijera:
- “este viaje ha sido genial, pero prefiero viajar con Diana, ella es mucho más divertida que tú”.
Imagina que tu madre te dijera:
- “me gusta venir a tu casa, pero donde tu cuñada como mucho mejor que aquí”.
¿Cómo te sientes? Es muy desagradable, ¿verdad?
Comparar a nuestros hijos es echar veneno en el abono que comparten, ese en el que queremos que florezca una preciosa planta.
Te invito a prestar mucha atención a comentarios del tipo:
- “tu hermana siempre recoge a la primera y a ti te lo tengo que decir mil veces”.
- “mira tu hermano, es que no protesta nunca, y tú siempre quejándote”.
- “¿por qué tratas así a tu hermana? Ella siempre te trata con cariño”.
Seguro que en muchas de estas frases hay mucha razón, pero podemos expresar de muchas maneras nuestra necesidad de que algo se haga “como lo hace el hermano” sin necesidad de comparar.
En los ejemplos anteriores sería…
- Me gustaría no tener que repetir muchas veces que recojas, y sé que a ti se te hace pesado escucharme, ¿buscamos una solución juntas?
- Hoy necesito un poco de armonía, seguro que podemos eliminar la queja de aquí a que nos acostemos, ¿te apuntas?
- ¿Cómo te gusta que te traten cariño? ¿Cómo te sientes mejor?
La comparación puede adoptar formas sutiles, y no darnos ni cuenta…
¡Debemos estar atentas a nuestra forma de expresarnos si queremos prevenir las comparaciones entre hermanos!
Ya sabes comadre, que si no puedes sola o necesitas guía en este proceso, puedes pedir ayuda.
Si sientes que necesitas un nuevo enfoque para lidiar con los desencuentros de tus hijos, esta Masterclass es para ti.
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