Vivir con Alta Sensibilidad y/o Altas Capacidades
Vivir con Alta Sensibilidad o Altas Capacidades puede ser maravilloso o un infierno. Y por supuesto, lo más habitual es que no sea ni una cosa ni la otra y nos movamos en una escala de grises.
Ahora bien, ¿de qué depende?
Existen múltiples factores que pueden hacer que vivamos esta neurodiferencia con mayor o menor dificultad. No todo depende de la atención recibida en el colegio, ni de la educación de los cuidadores principales, ni del lugar en el que crecemos, ni de la posición socioeconómica en la que vivamos.
Como veíamos anteriormente, hay una condición genética que nos predispone a vivir y sentir de una manera determinada, pero después está todo el entorno en el que vivimos, que nos afectará de manera significativa.
Por este motivo considero que es de vital importancia conocer cómo funciona nuestro cerebro y cómo procesamos la información, y por tanto, cómo surge toda nuestra emocionalidad.
No hay autoestima sin autoconocimiento.
No podemos amarnos y cuidarnos si no sabemos exactamente quiénes somos, cómo pensamos o cómo sentimos.
En este sentido se me hace imprescindible comentar las 3 áreas que yo personalmente identifico como más importantes a la hora de vivir, de relacionarnos y de sentir en el día a día de una persona, en este caso, con Altas Capacidades.
La disincronía de edades:
En la etapa adulta, no es tan importante y podemos ver cómo la dificultad que entraña esta característica, se diluye.
Pero en el caso de niños y niñas y de adolescentes, puede llegar a entrañar dificultades importantes.
De nuevo, esto dependerá de si el entorno es más o menos favorable.
Los niños con Altas Capacidades conviven con 3 edades diferentes:
- Edad biológica.
- Edad mental, que es superior y conlleva que sus intereses, gustos y conversaciones no sean los habituales en los niños de su edad.
- Edad emocional, que suele ser inferior y esto lo observamos en la intensidad con la que experimentan todas las emociones.
El pensamiento arborescente:
A diferencia del pensamiento secuencial, o lineal, el pensamiento profundo supone un complejo entramado similar al de las ramas de un árbol, donde unas ideas nos llevan a otras y esas otras a otras nuevas, y así sucesivamente.
Esto puede llegar a ser agotador y además puede suponer que no logremos mantener una coherencia en el discurso, sobre todo en el caso de los más pequeños.
“No se centra”, “se dispersa”, “se va por las ramas” pueden ser algunas de las expresiones que tienen mucho que ver con esta estructura de pensamiento.
Vivir con Alta Sensibilidad:
En los más pequeños, y también en la etapa adolescente, este rasgo puede ser el primero que observemos antes de detectar ninguna otra neurodiversidad u otro trastorno asociado a ella, ya que suele estar presente en muchos de ellos.
Y llegados a este punto, comparto qué ha supuesto para mi conocer a mis 38 años que tengo sobredotación y Alta Sensibilidad.
He sentido…
Que las piezas encajaban.
Que todo por lo que me he sentido diferente a mis iguales a lo largo de mi vida, ahora tenía un origen y un motivo.
Que no había nada erróneo en mí cuando era niña o adolescente y me preocupaban intensamente asuntos que a mi alrededor apenas se les prestaba atención.
Que ahora me reconozco y que solo así puedo alcanzar la verdadera autoestima y serenidad.
Que ya no tengo nada que demostrar, ni a mí misma, ni por supuesto a los demás
«Descubrir que sientes y piensas de manera distinta no te hace sentirte más que nadie. Pero por fin, no te sientes menos que los demás.» Vivir con Alta Sensibilidad, Rocío Yllas.
Porque, aunque resulte paradójico, el porcentaje de mujeres con Alta Capacidad y baja autoestima es altísimo.
Nunca eres suficiente. Nunca está lo suficientemente perfecto. Nunca eres lo suficientemente buena.
Así que cuando llegan las respuestas, puedes ponerte manos a la obra y trabajar en ti misma con tus objetivos claros, sabiendo que nunca serás un diente de león e investigando sobre cómo puedo ayudar a una orquídea a florecer.
Para mi hay 2 áreas de trabajo fundamentales, tanto en la etapa adulta cuando te descubres como persona altamente sensible o altamente capaz, como en la infancia, cuando lo descubres de tus hijos e hijas.
Por un lado está todo aquello que hemos de ACEPTAR y dejar de negarnos.
Por otro lado, todo lo que podemos TRABAJAR para mejorar, adaptarnos y pertenecer.
Porque no nos olvidemos, vivimos en un mundo global, donde dientes de león, tulipanes y orquídeas convivimos y embellecemos el paisaje.
Y hay partes de mí o de nuestros pequeños, que no podemos tratar de cambiar porque les pertenecen, lo sienten así.
Pero existen áreas en las que podemos ayudarles a integrarse.
VIVIR CON ALTA SENSIBILIDAD O AACC | ETIQUETAS ¿SÍ O NO?
Es frecuente que las familias nos preguntemos si hacemos bien evaluando a nuestros hijos para saber si se confirma nuestra sospecha de unas Altas Capacidades.
O si estaré haciendo lo correcto identificando una Altamente Sensible.
Es normal que nos cuestionemos esto.
Pero en este punto voy a ser muy tajante.
La etiqueta es todo lo que hay antes de una evaluación, detección o diagnóstico.
Es obvio que en un mundo idílico, donde todos nos tratamos con respeto y amor, las etiquetas desaparecerían por completo.
Pero esto no es una realidad, y no parece que lo vayamos a lograr por el camino que vamos.
Es decir, las etiquetas existen y existirán. Tanto en el mundo infantil como en la etapa adulta.
Los niños se etiquetan unos a otros, les etiquetamos los padres y se les etiqueta en muchas ocasiones por parte de sus propios profesores. Es natural y humano.
Sin embargo, las etiquetas responden a comportamientos que no pueden ser explicados.
Nadie etiquetaría de “torpe” a un niño con una discapacidad que afectase a su campo de visión si esta dificultad es conocida por todos.
Nadie etiquetaría de “inquieto” a un niño que tiene pequeños ataques de epilepsia.
Nadie etiquetaría de “lento” a un niño con una cojera.
Nadie etiquetaría de “bobalicón” a un niño con un retraso madurativo.
Es decir, la etiqueta es aquello que, de manera equivocada, decimos acerca de un niño cuando en uno o varios ámbitos no se ajusta a lo que entendemos por “normalidad”.
Sin embargo, en el momento que conocemos la particularidad de un rasgo, un trastorno o una neurodiversidad, la etiqueta deja de existir porque ya podemos darle una explicación.
Ya tenemos una respuesta.
Y gracias a ello, luchamos para que se les atienda como necesitan, leemos para educarles de la mejor manera posible, nos formamos, compartimos, aprendemos todo lo que cae en nuestras manos para lograr facilitar al máximo la integración y atención de esa niña o niño.
¿Se entiende?
Negar la existencia de una Alta Capacidad o una Alta Sensibilidad por el hecho de estar en contra de las etiquetas es, en mi opinión, signo de una gran carencia en esta área de conocimiento.
Supone negar la ciencia, los estudios, lo demostrado. Y supone negarle a muchos niños y niñas vivir libres, precisamente, de etiquetas.
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VIVIR CON ALTAS CAPACIDADES, VIVIR CON ALTA SENSIBILIDAD Y LA CRIANZA CONECTADA
Los niños altamente sensibles se benefician de los efectos positivos que supone crecer en un entorno favorable, rodeado de respeto, empatía y amor.
Con los cuidados necesarios y el apoyo adecuado, estos niños tendrán muchas menos probabilidades de desarrollar ansiedad o depresión.
Sin embargo, en entornos hostiles, donde las necesidades emocionales no son cubiertas y no son acompañados y aceptados como precisan, la probabilidad de sufrir algún trastorno afectivo o conductual, es mayor que en niños o niñas con una sensibilidad baja.
Por este motivo es fundamental que podamos ejercer una crianza basada en el respeto y en la conexión con nuestros hijos al vivir con alta sensibilidad.
No olvidemos que hay un componente hereditario, por lo que puede ocurrir que nosotras, a través del espejo que nos ponen nuestros hijos, nos identifiquemos de adultas con esta Alta Sensibilidad o incluso con las Altas Capacidades.
En este sentido, os arrojo un dato que puede ayudaros a entender por qué sentís la labor de maternar y criar como un reto tan complejo a veces.
Las madres altamente sensibles perciben la crianza como una tarea mucho más compleja que las madres menos sensibles. Es decir, el hecho de que tú también seas una madre PAS hace que tú sientas mayor reto y dificultad que si no lo fueras.
Pero no todo es “negativo”.
Gracias a compartir este rasgo, la conexión con nuestros hijos puede ser mucho mayor.
Pero para lograr beneficiarnos de este “punto a favor” es imprescindible que nos armemos de recursos emocionales específicos para atender las necesidades de estos niños y niñas. Y esto es lo que hacemos en las Sesiones Individuales o en el Taller para Educar en la Alta Capacidad.
Este es el entrenamiento en el que podemos poner nuestra energía porque se ha comprobado que los niños Altamente Sensibles que viven en entornos favorables y consiguen percibir su infancia como “feliz”, tienen menos probabilidades de padecer ansiedad, depresión u otros trastornos.
Tengamos en cuenta, por favor, y lo recalco las veces que sea necesario:
- que este “entorno favorable” no depende únicamente de lo que le ofrezcamos los progenitores.
- que un entorno favorable no es lo mismo que un entorno perfecto.
Sabiendo esto, quizás nos puede asaltar la pregunta… ¿y cómo puedo yo, como madre, contribuir a ese “entorno favorable”?
Es aquí donde entramos en la importancia del estilo de crianza al vivir con alta sensibilidad o altas capacidades.
Todos los niños, independientemente de su grado de sensibilidad, necesitan y merecen un trato respetuoso y amoroso.
Sin embargo, no a todos los niños les afecta de la misma manera que adoptemos un estilo un estilo u otro a la hora de afrontar su educación.
Los niños y niñas altamente sensibles o con Altas Capacidades, sufrirán de manera más intensa las consecuencias nocivas de un estilo de Crianza permisivo especialmente.
La permisividad en estos niños puede ocasionar comportamientos verdaderamente complicados, con tintes agresivos y mucha tendencia a no aceptar normas de convivencia.
Además, podemos encontrar aquí niños con mucha tendencia a la queja, con cierto grado de ansiedad y con una actitud depresiva y desmotivada.
La razón de este efecto negativo y más potenciado en la AS y AACC es porque estos niños necesitan, especialmente, desarrollarse en entornos seguros, con límites claros que puedan actuar como un “muro de contención” frente a determinadas emociones desbordantes.
Los límites les hacen sentir seguros también a nivel emocional.
Por ello, para mí es imprescindible lograr aproximarnos, en la medida de lo posible, a una Crianza Conectada para vivir con Alta Sensibilidad, en la que la Educación Respetuosa es el hilo conductor, donde los límites son claros y firmes, y en la que la conexión con los niños es el pilar fundamental para lograr los otros que el respeto y la firmeza generen la armonía y el ambiente familiar que deseamos.
¿Cuáles son las principales necesidades emocionales de los niños y niñas Altamente Sensibles y/o Altas Capacidades?
Como ya he comentado anteriormente, la salud emocional de nuestros hijos e hijas depende de muchos factores, no solo del acompañamiento que hacemos en la familia.
Sin embargo, nuestra labor sí será importantísima en su desarrollo y en la capacitación emocional que logremos proporcionarles.
En este sentido, y a grandes rasgos, podríamos hablar de que un niño altamente sensible, necesitará que prestemos atención, de forma más consciente y más conectada, a los siguientes puntos:
1. Validación emocional:
Son niños que sienten de forma tremendamente intensa.
Si están felices, pueden parecer los niños más felices del mundo, muestran euforia y a menudo estridencias que pueden provocarnos cierto rechazo o incomprensión.
Y cuando están tristes o enfadados, parece que el mundo se acaba o que lo quieren destruir y podemos juzgarlo de exagerado o desproporcionado.
Es importante que no sientan que están equivocados sintiéndose así. No se lo inventan. Lo experimentan tal y como lo muestran, por muy increíble que nos pueda parecer.
2. Protección:
Son niños con un alto nivel de empatía, por lo que el chantaje emocional les hace especial daño.
También pueden sentirse muy desbordados si les exponemos o mostramos situaciones extremas, tristes o dramáticas para mostrarles.
3. Respetar su espacio:
Tras actividades muy estimulantes, estos niños (y también nos ocurre a los adultos), necesitan “recargarse”.
Aprender a identificar esta necesidad y posteriormente pedir que se nos facilite, es una tarea que podemos abordar desde que son muy pequeños, como parte de su autoconocimiento.
4. Respetar sus ritmos:
Los niños con Alta Sensibilidad o Altas Capacidades pueden necesitar más tiempo para procesar toda la información que les llega.
Las prisas, su peor enemigo.
5. Conexión:
Las madres altamente sensibles somos capaces de conectar más y mejor con nuestros niños AS o AACC. Fomentar y potenciar esa conexión será clave para que se sientan plenos y saciados a nivel emocional y a nosotras nos reportará una sensación de calma, al notar que, “sin saber muy bien por qué”, lo estamos haciendo bien.
¿Cuáles son los principales riesgos en la educación de niños Altamente Sensibles o con Altas Capacidades?
Cuando nos encontramos educando niños con una alta sensibilidad y una alta intensidad, podemos caer en algunos errores de forma totalmente inconsciente.
Es necesario prestar especial atención a estos posibles riesgos para evitar caer en ellos en la medida de lo posible cuando hablamos de vivir con alta sensibilidad o altas capacidades:
Sobreprotección:
Cuando empatizamos con el dolor y el sufrimiento de tu hijo o hija, puede que tiendas a sobreprotegerlo. Esta tendencia puede acarrear problemas futuros en el correcto desarrollo emocional y la autoestima de los pequeños.
Proyección de tus miedos:
Nuestras propias vivencias de niña, seguro que en ocasiones dramáticas, han podido generar ciertos miedos que a la hora de educar acabemos transmitiéndolos a nuestros hijos.
Empatía extrema:
Si sentimos su profundo dolor como nuestro, puede que la carga emocional que sumemos a la situación sea innecesaria y perjudicial.
Dificultad para establecer límites:
Puede ocurrir esa conexión y esa empatía nos lleve a una dificultad para establecer normas o para marcar y ser constantes con los límites que se hayan decidido. Es importante ser flexibles y firmes, y esta tarea se nos puede complicar a las madres AS.
Justificar todo:
Los niños altamente sensibles pueden tener una tendencia a mostrar sus emociones de forma más intensa, pero esto no quiere decir que puedan (ni que debamos permitir) cualquier comportamiento irrespetuoso. Justificar todo bajo el “es que es NAS” puede ser muy negativo para su propio desarrollo y la construcción de su propio autoconcepto.
Por todo esto, resulta de vital importancia que nosotras, como adultas, aprendamos a regularnos emocionalmente, siendo así el modelo que mostramos a nuestros hijos.
Ser conscientes de todo lo anterior y trabajar en cada uno de esos puntos o posibles riesgos, nos ayudará a ir encontrando el camino para lograr que nuestros hijos se desarrollen emocionalmente como necesitan y consigan una autoestima sana.
Espero que este artículo te haya resultado útil.
Gracias por seguir sumando desde el otro lado.
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